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actualizando el blog de La Teta Feliz por problemas de tiempo, por mi trabajo. Yo sigo en mi blog personal, y tratando de actualizar La Teta Historia. Pero no La Teta Feliz. Sepan Disculpar.

Atte Jjaxxel



28 feb 2014

La vida es un paso a la vez - Sankh - 11

Capítulo 11:
Luego de algunas horas Cristina estaba peor de lo que había estado antes, sentada desde su mesa en el club observaba a lo lejos a Amanda hablando con una chica y se veía tan hermosa con ese vestido que no pudo apartar ni un minuto la mirada de ella. Esa noche había llegado a la conclusión de que fue una pésima idea para ella salir con Amanda, no podía quitarle la vista de encima y para colmo no había tomado alcohol porque Amanda lo estaba haciendo y debía ser la conductora designada.

Amanda se encontró con la mirada de Cristina y le sonrió, habló algunas cosas con la chica a su lado y comenzó a caminar hasta la mesa donde se encontraba Cristina. - ¿Segura que no quieres tomar algo?
-      Bien segura, alguna de las dos debe ser responsable esta noche.
-      Cierto, y esa eres tú. Creo que he tomado demasiado. – dijo con una sonrisita graciosa.
Cristina la miró entrecerrando sus ojos un poco y le dijo. – Sí, creo que has tomado suficiente, lo tuyo, lo mío y lo de todo el mundo.
-      Te ves…
-       ¿Cómo? – preguntó Cristina espantada.
-      Diferente.
-      ¿Diferente cómo? Soy la misma.
-      Te ves…ammm…como diría yo…más linda de lo normal.
Cristina sintió mucho calor en su rostro y para ese entonces debió estar rojo de sonrojo, pensó que Amanda no debía estar diciéndole esos comentarios, no esta noche, no ahora.
La chica con la que hacia un rato Amanda hablaba se acercó y le preguntó. - ¿Quieres bailar guapa?
Amanda miró a la chica y le sonrió. –Lo siento, pero solo bailo con mi novia. – se puso de pie y le extendió la mano a Cristina para que fuese a bailar con ella.
Cristina quedó petrificada y no sabía qué hacer, pero como la chica aún estaba parada frente a ella, decidió seguirle el juego a Amanda, aunque sabía que era un juego muy peligroso. Ladeó la cabeza de un lado a otro, le sonrió irónicamente y tomó la mano de Amanda. Se dirigieron a la pista y de camino aun tomando la mano de Amanda le dijo. – Estás completamente loca, te mataré.
-      Mátame después de bailar, es que no quiero bailar con ella y me intimida.
-      ¿Una admiradora?
-      No, más bien una acosadora.
Cristina rio y es entonces cuando se percató de la canción que estaban tocando.
Oh, oh, sometimes I get a good feeling, yeah
I get a feeling that I never never, never, never had before, no no
I get a good feeling, yeah

Oh oh, sometimes I get a good feeling, yeah
I get a feeling that I never never, never, never had before, no no
I get a good feeling.

Let's get it, let's get it
I know you got the good feelin’
Let’s get it, let’s get it

Gotta love the life that we livin’
Let’s get it, let’s get it
I know you got the good feelin’
Let’s get it, let’s get it
Gotta love the life that we livin’
Cuando logró captar toda la situación, fijó su mirada en Amanda que movía su cuerpo al compás de la música frente a ella. Se movía de lado a lado tan perfectamente, tocaba su cabello, alzaba sus manos sobre su cabeza, movía sus caderas de una manera que a Cristina le parecía una manera perfectamente sensual de hacerla sentir nerviosa, enferma y de joderle la psiquis.
Mientras Amanda estuviese lejos de ella, todo estaría bien, pero como siempre Cristina hablaba muy rápido.Amanda se acercó, tomó a Cristina con una mano por el cuello y movió todo su cuerpo descaradamente frente a ella.
Amanda simplemente se estaba dejando llevar por la música y por la decena de tragos que traía en la cabeza, así que eso significaba cero inhibiciones para ella, quería simplemente liberarse y se sentía muy bien haciéndolo frente a su amiga; se sentía en confianza, excitada, eufórica, ebria…totalmente ebria. Tomó a Cristina de la cintura, la acercó a ella, le sonrió y no sabe porque razón misteriosa del más allá, mientras le sonreía mordió su labio inferior. Ya no sabía si era el alcohol o simplemente, estaba dejando salir todos sus deseos ocultos, lo bueno era, que siempre  podía decir que el culpable era el alcohol. Amanda se volteó dando la espalda a Cristina, pegó su cuerpo al de ella y continuó moviéndose, pero esta vez junto al cuerpo de Cristina; tomó una de las manos de Cristina y la puso en su cintura para que la pudiese seguir con la música y en ese momento se convirtieron en un solo cuerpo al compás de la música.
Cristina estaba lo suficientemente entregada al momento o suficientemente jodida para pensar si era correcto o no toda la situación, lo único que si sabía era que lo estaba disfrutando mucho. Cristina quería apartarse corriendo y decir ya basta, pero había otra parte de ella que simplemente no quería dejar de sentir lo que le hacia la cercanía del cuerpo de Amanda. Todo era una gran provocación a sus sentidos, a su cuerpo, a su mente, a todo su ser…todo era una gran confirmación a sus sentimientos. En un acto heroico de su razón tomó a Amanda por la mano y la sacó fuera de la pista de baile. Era lo correcto en el momento porque si Amanda osaba a acercarse un milímetro más a su cuerpo…no respondería de sus acciones.
Amanda se dejaba llevar por Cristina y decía por todo el camino, - Ya se, ya se…estoy totalmente ebria… ¿pero que no bailo mejor así?
Cristina sonrió, pero no le soltó la mano a Amanda hasta que tomaron sus  pertenencias y estaban fuera del club, se detuvo frente al auto y se volteó a ver a Amanda que tenía una sonrisa totalmente fuera de este mundo. - ¿Tienes las llaves bonita?
-      ¿Qué llaves?
-      La del auto Mandi.
-      ¿Qué auto?
-      Tu-au-to – le dijo Amanda separando y especificando cada palabra y señalando el auto.
-      Ahhhhhhh, si, si, si. – le respondió como tratando de recordar algo. Acto seguido hizo una mueca con su boca. – No sé si las traje.
-      De hecho si las trajiste cariño, de alguna manera llegamos aquí.
-      Es cierto. – se rio. – Pero…- comenzó a buscar en su bolso que puso sobre el cofre del auto.
Cristina se cruzó de brazos moviendo su cabeza de un lado a otro, se acercó a Amanda, alcanzó su bolso y encontró las llaves en unos segundos.
Amanda la miró. – Ahhhhhh eso buscabas.
Cristina caminó más hacia el auto, abrió la puerta del pasajero, ayudó a Amanda a subirse y le ajustó el cinturón de seguridad. Luego ella dio la vuelta, subió y puso marcha. En todo el camino Cristina trató de prestar atención al camino, ya era muy tarde en la madrugada o ¿muy temprano?, así que la carretera estaba vacía, ni un alma en pena rondaba por ella; así que tanta soledad la consumióy no la entretuvo para simplemente no pensar. Quería no sentir todo lo que llevaba dentro de ella, quería borrar cada rastro de cada sentimiento y de todo lo que había confirmado esa noche. Llegaron a casa y Cristina llevó a Amanda dentro tomada por la cintura y el brazo de Amanda sobre sus hombros.
Amanda estaba lo suficientemente ebria como para equilibrarse y mantenerse de pie, así que necesitaba toda la ayuda de Cristina para caminar. – Si mi Mamá me viera en este estado…me castigaría una semana sin postre. – rio de su propio comentario. – Mmmmmm, oye guapísima…tú tienes unos brazos así bien fuertes…para…cargar borrachas como yo…Oye Cris…
-      Sí. – respondió Cristina en voz baja.
-      Tu sabias que…los caballitos de mar, esos que están en el mar, ya sabes…- se rio con una risita tonta. – obvio, ¿no?, que idiota soy, si son caballitos son…ayyy ya…tu sabias que los caballitos estos elijen una pareja durante toda su vida...cuando su pareja muere permanecen solos por un tiempo y luego mueren también…joder, ¿no crees que eso es amor?...yo quiero una caballita de mar…
-      Estoy segura que encontrarás tu caballita.
-      ¿Quieres ser…mi caballiiiita…?
Cristina mordió su lengua para no decir absolutamente nada a tal comentario, trató de manera sobre humana hacer todo el silencio que pudiese para no despertar a Kathy, así que llevó a Amanda a su habitación y la dirigió directo al baño. Amanda se sostuvo del lavabo, se observó en el espejo y haciendo una mueca dijo – Mierda, me veo terrible…uff estoy mareadísima. – y como pudo se sentó en la tapa del retrete.
Cristina se dobló sobre ella para alcanzar la perilla de la ducha y girarla para que así corriera el agua. – Niña, necesitas una ducha de agua fría.
-      ¿Dijiste…fría?
-      Aja, será malo al principio, pero te ayudará a no sentirte tan terrible.
-      Dirás jodida.
-      También.
-      No me jodas Cris…ni…mi madre…me hará entrar ahí…se me coooongelaraaaaaá…
-      Si te jodo y claro tu mami no está aquí para hacerte entrar, pero yo si estoy y entrarás porque entrarás. – dijo mientras le quitaba los zapatos y caminaba hasta fuera del baño. – Te espero fuera cuando termines.
Amanda hizo cucharitas como niña chica y trató de ponerse de pie, pero no lo logró, comenzó a reírse como loca y le gritó a Cristina. – Cris, creo que si quieres que haga esto…tendrás que venir a… ponerme de pie, porque no puedo…
Cristina asomó su rostro por la puerta, respiró profundo y miró al cielo; estaba decidido; esta no era su noche. Caminó hasta Amanda, rodeó su cuerpo por debajo de sus brazos y la puso de pie, acto que las hizo quedar cuerpo a cuerpo, piel a piel.
Amanda pasó sus manos por el cuello de Cristina y se mantuvo observándola, estaba ebria, claro que lo estaba, pero podía sentir un escalofrió recorrer todo su cuerpo por tan solo sentir el contacto; pero lo que no estaba segura era si su estado de borrachera crítica le estaba ofreciendo señales erróneas de parte de Cristina. Estaba sintiendo mucha calor, hasta que…- Ahhhhh, joder…que esta fría…mierd….
Cristina no había encontrado otra manera más saludable de liberarse del contacto que llevar a Amanda bajo la ducha fría, ya había sido demasiado, ya no podía dejar que esto se saliera de proporciones, no podía permitir que sus sentimientos la traicionaran, no podía caer, debía apartar ese deseo, esas ganas, esa necesidad que… - ¿Qué de-mo-ni-os ha-ces? – le preguntó a Amanda sin apartar la mirada de ella mientras dejaba caer su vestido al suelo.
Amanda la miró recostada de la pared bajo la ducha mientras se desabrochaba su bra. – Se supone…que una no se duche con ropa.
-      Nnnnnooooo. - fue muy tarde, quedó con la boca entre abierta mientras se hacía eco de la última letra de su no. Estaba ahí parada frente a Amanda y sentía que le temblaban las piernas y eso que  solo la miraba al rostro, ni siquiera  había aventurado un poco su vista al cuerpo casi desnudo de Amanda.
No podía ser posible que hubiera sucedido esto, no podía estar pasando, no era justo para ella, la pregunta ahora era, ¿sería tan valiente para mirar su cuerpo o tan malditamente idiota para salir corriendo de ahí? No pudo contenerse y comenzó a bajar su mirada por su piel cubierta por el agua, prestó gran atención a esas gotas que caían desde sus hombros y recorrían todo su cuerpo, posó sus ojos en el pecho de Amanda. Con delicadeza y sonrojo observó detalladamente sus senos, que prácticamente eran una dulce y tentadora invitación a acariciarlos y tenerlos entre sus manos, continuó su trayecto por su vientre hasta toparse con su biquini totalmente mojado y pegado a su cuerpo. Cristina sentía electricidad por todo su cuerpo, sentía una sensación tan extraordinaria…lo cierto es que estaba completamente excitada con la vista.
Amanda cerró la ducha, se quedó recostada de la pared y movió sus manos hasta su bikini mojado y poder quitarlo, en general estaba haciendo lo que normalmente haría cualquier persona…quitarse todo lo que estaba mojado sobre ella para poder salir de la ducha y no mojar todo el baño, bastante lógico pensaba ella; pero al parecer no para su amiga que estaba momificada frente a ella sin decir una sola palabra. No había que ser una eminencia, ni trabajar en la NASA, ni siquiera estar sobria para saber que Cristina estaba observando su cuerpo con deseo; cuando comenzó a bajar su bikini, Cristina saltó de donde estaba, tomó una toalla, cubrió a Amanda con ella y susurró. – Ahora sí. – dio la medio vuelta y comenzó a caminar fuera.
Amanda se ató la toalla a su cuerpo y quitó su bikini por debajo,  sonrió y alcanzó a decirle. – Hey…piensas dejarme…a…quí.
Cristina se detuvo de espaldas y regresó, tomó el brazo de Amanda y lo pasó por sus hombros,  la tomó de la cintura y caminaron hacia la cama. Amanda permaneció de pie, mientras Cristina buscaba un camisón en una de las gavetas, regresó para ayudarla a ponérselo y en ese preciso momento la mano del mal hizo caer la toalla al suelo dejando a la vista la total desnudez de Amanda.
Cristina mantuvo la vista puesta en los ojos de Amanda que le mantenía la mirada, pero no pudo más, no pudo aguantar la curiosidad; no pudo más que pasar su mirada por todo el cuerpo desnudo de Amanda, esta vez se detuvo más tiempo en cada espacio de esa piel que deseaba recorrer, que necesitaba poseer…era más hermosa desnuda, era tan jodidamente perfecta cada curva, cada rincón…sintió la enorme necesidad de posar sus manos y acariciar cada espacio que alcanzaba a la vista, pero resolvió devolver la mirada al rostro de Amanda.
Amanda poseía una expresión de asombro total, estaba más que conmocionada por la situación, la mirada de Cristina sobre su cuerpo fue como una sensual caricia a su desnudez, no podía siquiera separar la mirada de Cristina, se sentía menos mareada, pero más excitada por todo el mágico momento.
Cristina extendió su mano y acarició el rostro de Amanda, pasó el dorso de su mano delicadamente por su mejilla, luego acarició sus labios con sus dedos. Se acercó más hasta que pudo sentir el contacto de su propio cuerpo con el de Amanda y comenzó a susurrarle. - ¿Qué me está pasando? ¿Qué es esto que estoy sintiendo? – sin dejar de acariciar sus labios.
Amanda se sentía nerviosa y los latidos de su corazón se aceleraron con locura. – No hagas nada…de lo que te puedas arrepentir y…que yo mañana…ya no recuerde… - Cristina estaba tan cerca de ella que cerró sus ojos y respiró profundo e inhaló su fragancia, su olor era tan dulce que la hizo estremecer.
Cristina no respondió nada, no podía pensar, en realidad no quería pensar, solo quería actuar y expresar lo que deseaba. No podía controlarse, no lo quería, acercó sus labios a los de Amanda, tan cerca como para sentir su respiración agitada. Se mantuvo varios segundos en esa posición, miró a los ojos a Amanda; que le dieron la aprobación que necesitaba y luego miró sus labios, necesitaba besarlos, moría por hacerlo, deseaba hacerlo como jamás había deseado alguna otra cosa en su vida. Posó sus labios sobre los de Amanda y los besó, el solo contacto hizo que todo tipo de sensaciones recorrieran todo su cuerpo, besó esos labios que había deseado desde hacía mucho tiempo, demasiado tiempo para ella.
Amanda respondió el beso con una gran necesidad, puso ambas manos en la cintura de Cristina y la atrajo más hacia ella con delicadeza. Los labios de Cristina eran tan suaves, delicados y su sabor era divino; despegó por un micro segundo la unión para pasar su lengua por los labios de Cristina. Era tan único y especial el momento, tan perfecto que no quería hacer nada para que terminara; estaba asustada, sorprendida, pero totalmente entregada a la necesidad de más. Pensaba que debía estar soñando y si era así, entonces debía disfrutar su sueño completamente.
Cristina bajó sus manos del rostro de Amanda hasta su cuello y luego las dejó correr por toda su espalda desnuda hasta quedar cómodas en sus caderas. Quería más, mucho más de este momento porque sabía que cinco minutos después del hecho estaría arrepentida de haber sido tan directa. Estaba completamente extasiada, estaba confundida, pero estaba plena  y completamente llena, mordió suavementeel labio inferior de Amanda y luego introdujo su lengua en su boca para encontrarse con la lengua de Amanda que la recibía cálidamente. La unión la hizo gemir y perderse en la sensación placentera que nacía en lugares específicos de su cuerpo. Ese contacto la enloqueció totalmente, sentir la lengua de Amanda acariciando la suya hizo estallar todo el deseo dentro de ella.
Cristina apartó sus labios de Amanda y tomando un poco de aire le dijo en voz baja. –Esto no debió ocurrir Mandi…yo…es que…perdóname…no debí…
Amanda la tomó de la barbilla, subió su rostro para encontrarse con sus hermosos ojos, acarició su mejilla y le sonrió. –No tengo que.
-      Mandi, esto fue un error, esto simplemente debe quedar aquí.
-      Pero…
-      Mañana esto no habrá pasado. – Cristina puso ambas manos en el rostro de Amanda y le besó nuevamente los labios, si esta sería la última vez que los besaba debía llevarse su sabor con ella para siempre. Se separó y sintió como Amanda la tomo más fuerte de la cintura para no dejarla marchar, la besó nuevamente y le susurró.- No más Mandi, mañana ni siquiera recordarás que esto pasó. Tenemos un nuevo secreto, lo olvido, lo olvidas, lo olvidamos…- le mostró una mueca que fingía ser una sonrisa y comenzó a caminar fuera de la habitación, en la puerta se volteó nuevamente y miró la desnudez de Amanda, ese cuerpo que sin duda le daban las ganas locas de tomarla y amarla. Pero no podía, no debía…aunque lo deseaba tanto…al menos llevaba con ella su sabor, su olor, su calor, un poco de su esencia. Simplemente apartó la vista y desapareció en la oscuridad.
Amanda se mantuvo de pie observándola desaparecer con una gran tristeza, aun no lograba entender todo el asunto; pero si sabía lo que sentía. Puso su cabeza entre sus manos y respiró profundamente, se sentó en el borde de la cama, habían pasado muchas cosas, pero aún estaba ebria; tomó su camisón, lo deslizó por su cabeza y se recostó en la cama. No quería dormir, quería simplemente permanecer despierta y poder continuar sintiendo todo eso, tenía miedo de despertar en la mañana y que hubiese sido un sueño o peor aún que olvidara todo lo que había pasado, pero quizás era lo mejor, Cristina era su amiga y lo cierto es que nada de lo que había pasado podía ser real, ni correcto. Si Cristina hubiese tomado algún trago lo entendería porque el alcohol pone idiota los sentidos, pero no lo hizo, ¿acaso estaría drogada?, obviamente no, tal vez estaba poseída por algún espíritu maligno del inframundo… ¿y si era cierto?, si era cierto que Cris sintiese algo más por ella. – Maldita sea, estoy más confundida que ebria.

Amanda se incorporó un poco y alcanzó una libreta de su mesita de noche, tomó un bolígrafo y comenzó a escribir. “No permitiré que esto simplemente se olvide…” y comenzó sus anotaciones en el blanco papel, con una negra tinta y con un corazón desnudo. No permitiría que esto se perdiera, que mañana al despertar fuese solo un sueño, necesitaba más que la evidencia vivida porque los ebrios ven elefantes rosas y unicornios azules, pero ella necesitaba una evidencia escrita porque sabía que hoy había sido el dulce comienzo y el triste final…
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