CAFÉ Y MIRADAS.
El Amor no tiene más deseo que el de alcanzar su plenitud
Khalil Gibral. El Profeta.
La estación de policía estaba a reventar, las lluvias habían traído consigo diferentes accidentes viales, riñas entre familias, amigos, vecinos y un estrés generalizado en la ciudad. Todo el lugar parecía un caos, todo menos la sección de la policía turística que parecía envuelta por un completa calma.
Vanessa termino su informe diario para levantarse y entregarlo sin miramientos, acabando con aquello su día y dirigiéndose sin miramientos a los vestidores bajo las miradas atentas de algunos compañeros, se desnudo con tranquilidad mientras abría el agua caliente para darse un baño rápido, sintió el calor llevarse consigo el frío del día pero no así la duda que la había embargado casi una semana atrás al recibir aquel café, más aun la extraña preocupación que había nacido en ella al desaparecer la culpable de que aquel líquido negro calentara sus manos en medio de aquella copiosa lluvia.
Ella recordaba el rostro, dos veces había recogido los apuntes de aquella chica, tres veces se habían dirigido la palabra una a la otro o ¿Debería decir que ella hablo dos y la niña una?, se llevo las manos al cabello empezando a enjuagárselo… en realidad habían sido tres veces las que ella hablo… bueno no ella hablo dos y la tercera simplemente le dio un apunte, giro bajo el agua con molestia ¿Desde cuándo divagaba tanto por una desconocida?, que aparte de desconocida sin duda era una niña de apenas dieciocho años.
Salió de la ducha mandando su cabeza a asuntos más importantes, como ir a casa de su cuñada a ver a los hijos de su hermano mayor o a casa de los gemelos a ver a la abuela, quizás ir con Virginia el domingo próximo, llevar a Tormenta de paseo…¿Quizás Virginia sabría quién era esa niña?... después de todo su tienda se llenaba de chicas de esa edad o más pequeñas… pero como se le ocurriera preguntarle, dio un suspiro pesado… preguntarle a Virginia no era una buena idea. De todas formas ¿a ella que le importaba quien fuera?, posiblemente solo era una chica loca que gustaba de caminar bajo la lluvia y regalar cafés, nada trascendental se dijo a si misma antes de dirigirse a las perreras por su fiel compañera.
Andrea miraba a Herendira suspirar delante de un cadáver en la morgue de la escuela sin poder creerse aquello -Herendira cariño- le dijo con suavidad -por más que le declares tu amor a este amable y pálido caballero, no te corresponderá- vio como se giraban a mirarla con molestia por lo que sonrió divertida -¿Así qué le hablaste?
-¿Crees qué Stefani haya vuelto en sí?- cuestionó Herendira a modo de respuesta por lo que Andrea volteo los ojos en blanco.
-Esperemos que sí- rió quedamente -rompió el récord del desmayo más rápido según el profesor, digo ni los cadáveres vio bien antes de irse al suelo- negó con la cabeza examinando un moretón en el cuello del cadáver que revisaban superficialmente en ese momento.
-Debes sentirte orgullosa que solo quedamos tú y yo de pie a pesar de los vanos intentos del profesor de hacernos ir al suelo- respondió Herendira poniendo atención a los movimientos de Andrea.
-La verdad sí… eso y que lo de Sabrina estuvo esplendido- dijo divertida viendo al profesor pasar con una nueva bata blanca -la venganza perfecta vomitar al tipo antes de desmayarse…
-Sí, por lo demás no creo que tuviera otras intenciones más que hacernos perder el tiempo, creí que mínimo nos obligaría a abrir a alguno de estos cadáveres- afirmó con desinterés.
-Claro, lo dice la que aun no recupera bien su sentido del olfato luego de haber estado enferma casi una semana- la miro unos instantes antes de girar por la mesa para revisar los costados del cadáver con interés.
-No es mi culpa tener la ventaja- respondió Herendira -¿Cómo cree qué murió doctora?
-Múltiples hemorragias internas- dejo escapar Andrea con seriedad -te diría que tuvo una riña callejera y fue accidental, sin embargo las marcas en el cuello indican estrangulamiento, aunque no he revisado las vertebras y la espalda para ver si hay fractura.
-Excelente Señorita- ambas voltearon a ver a una joven mujer que les sonreía divertida -tiene usted un gran talento, eso fue un análisis forense impecable y más que acertado sin ahondar mucho en las condiciones internas de la víctima -la mujer les sonrió a ambas encantadoramente -¿Ha considerado ser forense?
-Aún estoy en una etapa muy temprana de mi carrera para escoger rama- respondió Andrea antes de que el profesor les interrumpiera instándolas a salir, Herendira se volteo a ver a la mujer de cabellos oscuros que miraba con interés a su amiga… se podría decir según ella con demasiado interés.
Herendira se puso al lado de su amiga que parecía entretenida leyendo una revista mientras se aseguraban de pasar por la enfermería de la facultad para ver a una pálida Stefani aun tomando aire a grandes bocanadas, los ojos azules las enfocaron y salió a relucir el enorme puchero que les era dirigido antes de que la chica se pusiera de pie e invadiera el espacio personal de Andrea por completo -No seré buena doctora- decía casi llorando sobre la joven que nada más dio un suspiro al ver interrumpida su lectura.
-¿Vas a ser forense?- Herendira rió divertida al escuchar el tono calmo de Andrea mientras intentaba despegar a Stefani de su cuerpo -Porque si quieres ser forense no po…
-No soportaría no poder salvar a alguien- la risa de Herendira se esfumo del todo mientras notaba como su amiga cambiaba su expresión -no podría con ello….
-Entonces no puedes ser doctora- se sorprendió ante la tranquilidad con la que Andrea expresaba aquello -pero sabes creo que serás una excelente arquitecta.
-Si me cambio de carrera las voy a perder, ya no nos veremos como antes- se sorprendió al ver a Andrea desprender a Stefani de su cuerpo para tomar el rostro entre sus manos con infinito cariño.
-Te puedo decir en mi caso con total seguridad, que el cariño y la amistad que siento por ti, permanecerán invariables a lo largo del tiempo, estudiemos lo mismo o no siempre tendrás lugar en mi corazón- no pudo evitar sonreír de nuevo ante el abrazo sincero que Stefani recibió de Andrea uno impregnado de un cariño tan profundo que le sorprendió, en ese momento viendo a sus amigas entrelazadas en aquel abrazo sincero y cariñoso razono fugazmente que aquel que fuera amado por un ser como Andrea sin lugar a duda sería uno de los hombres más afortunados sobre el planeta.
Saco su celular de la bolsa para mirar la hora dando un suspiro cansado, la Avenida Central tendría a esa hora un nuevo policía de turno ella siempre se iba temprano y tenía casi una semana de no verla, cuando al fin había tenido valor pesco ese espantoso resfriado. Se giro a ver a sus amigas sonriéndose mutuamente _ Hoy cenamos en mi departamento- anuncio con alegría tirando de un brazo de cada una -bueno cenamos cuando el estomago de Stefani regrese a la normalidad- afirmó riendo para encaminarse a la salida de la facultad.
Tormenta paseaba alegremente por la amplia Avenida Central moviendo el rabo a pesar del frío que envolvía el ambiente producto de las últimas lluvias, cada tanto se detenía en algún escaparate al hacerlo su ama, aquellos paseos eran extraños al finalizar un día laboral normal ya que Vanessa generalmente se encontraba muy agotada pero al parecer este día tenía algo diferente. Sintió el tirón en su correa por lo que continúo su camino moviendo el rabo con alegría hasta que escucho una risa que la hizo levantar sus orejas al identificarla buscando su objetivo con insistencia -¡¡TOMENTITA!!- escucho el gritito infantil girándose para lamer el rostro con emoción y alegría.
-Hola Vane, ¿qué haces por acá?- cuestionó el hombre que acompañaba a la niña que sucumbía bajo una lluvia de lengüetazos.
-Viene a pasear Adolfo- miro sonriendo a la niñita para volver a enfocar al hombre -a veces hasta yo necesito despejarme.
-Nosotros estábamos por iniciar nuestro paseo luego de recoger a Virginia -el hombre le sonrió a más no poder -¿Nos acompañas?
-¡¡SÍ TÍA!!- grito la niña tendiéndole los brazos viendo casi inmediatamente concedida al ser tomada en aquellos brazos cariñosos.
-Pues estaría bien- Adolfo miraba a su hija en brazos de la mejor amiga de su esposa contándole mil aventuras infantiles que eran escuchadas con alegría, él agradecía su presencia ya que tanto su esposa como el eran hijos únicos y su pequeña hija carecía de primos con los cuales jugar, mismos que fueron sustituidos por los sobrinos de Vanessa.
Se detuvieron frente a la tienda de Virginia para que él y su hija ingresaran dejando a su amiga fuera conversando con el compañero que ahora ocupaba su lugar con tranquilidad. Herendira observaba divertía a Stefani sobre la espalda de Andrea como si fuera una niña pequeña hablando de tener una gran aventura las tres ese día escuchando a Andrea decir algo como que su espalda se rompería.
Sus ojos azules se pasearon por la Avenida deteniéndose con sorpresa en la figura carente de todo uniforme policial que conversaba alegremente con alguien que si lo llevaba, sintió su corazón dar patadas alegres antes de darle un fuerte empujón a Andrea haciéndola des-balancearse e irse casi al suelo, paso al costado de la joven oficial sin ser notada para meterse en la cafetería dela semana anterior y pedir de nueva cuenta dos cafés negros ante la mirada curiosa de la señorita que le atendía para salir a paso calmo dirigiendo una intensa mirada a su objetivo, una que gritaba mírame.
Vanessa Savedra conversaba con su compañero cuando sintió una incomodidad en el pecho que la hizo rascarse el brazo como cuando se sentía nerviosa, para luego pasar a hacer lo mismo al cuello, igual que cuando se sentía observada, finalmente se giro ya incomoda al saberse observada para encontrarse con una intensa mirada verde perteneciente a una joven que ella conocía bien, se aparto del todo de su compañero para ver a la joven detenerse frente a ella tendiéndole aquel café negro sin dejarla de mirarla de aquella manera, para luego morderse el labio inferior, sonriéndole pícaramente, provocándole con aquello un violento sonrojo mientras sentía aquel dedo pasearse por su barbilla al tiempo que se alejaban de ella. Se giro con una enorme sonrisa en los labios a punto de ir por su objetivo cuando sintió que tomaban la parte baja de su pierna con fuerza y unos brazos se entrelazaban en su pecho -Vamos a divertirnos todos paseando- bajo los ojos para ver los de la niñita mirándole con interés mientras su objetivo se perdía de vista “no es mi día”.
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Me encanta está historia es hermosa:-)
ResponderEliminarMe encanta, cada vez se pone mejor, pero esta algo corto :P
ResponderEliminarMaria - Colombia
Sí, esta interesante la historia, te seguiré leyendo.
ResponderEliminarMakeys
Encantada con esta historia!
ResponderEliminarMuy buena historia
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