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actualizando el blog de La Teta Feliz por problemas de tiempo, por mi trabajo. Yo sigo en mi blog personal, y tratando de actualizar La Teta Historia. Pero no La Teta Feliz. Sepan Disculpar.

Atte Jjaxxel



12 mar 2014

La vida es un paso a la vez - Sankh - 23

Capítulo 23:
Cristina había llegado a su oficina y comenzó a firmar mil papeles, a hacer miles de llamadas, a resolver miles de situaciones para no darle importancia a lo que se rompía dentro de ella, pero luego de unos minutos no pudo ya mantener su cabeza en el trabajo, necesitaba atender su dolor. Se dejó caer en su silla, puso sus manos en su cabeza y comenzó a llorar, dejó salir esas lágrimas que llevaba dentro desde hacía mucho, dejo salir ese dolor que le aprisionaba el corazón, ese dolor que la estaba matando lentamente. – Soy tan tonta. – murmuró en medio del sollozo. - ¿Cómo pude creer que ella sentiría lo que yo siento?, solo fui…solo fui…

Cristina sentía como si hubiese sido el paño de lágrimas de Amanda, pero si fue así fue su culpa, sabía que Amanda estaba atravesando por la ruptura con Karina, nunca es saludable entrar a la vida de alguien en ese tiempo de amargura.
La tristeza la golpeó más fuerte; cargada de muchos sentimientos, confusión, enojo, resentimiento, dolor…celos. No quería que nadie más besara esos labios, ni que nadie más acariciara ese cuerpo, ni que nadie más amara a ese corazón; era egoísta de su parte, pero quería ser ella, solo ella quien ocupara ese lugar; pero reconocía que ese lugar siempre le ha pertenecido a Karina. Había tantos sentimientos dentro de ella que no podía controlar, sentimientos que la estaban matando de a poco…
Es que ya no había dudas estaba enamorada, estaba completamente enamorada de su amiga, estaba enamorada de esa mujer que le hacía sentir lo que jamás nadie le había hecho sentir, estaba enamorada de la mujer más maravillosa que ha conocido, de esa mujer que aunque no le perteneciera totalmente su amor, al menos había sentido su caricia, disfrutado sus besos, compartido su calor, había sido aunque sea por única vez la mujer de Amanda, su amor por unas horas…eso le bastaba…
-      Bueno días Cris. – dijo Amanda desde la puerta.
Cristina se volteórápidamente para que no notara su rostro compungido. – Hola Amanda.
-      Te extrañé en la mañana. – le habló a su espalda porque Cristina aún permanecía fuera del alcance de la vista de Amanda.
-      Si también yo. – respondió fríamente.
-      ¿Estás bien?
-      Sí.
-      Bueno si estás bien entonces mírame, tengo cierto grado de déficit de atención y necesito que me mires. – le dijo acercándose a ella.
-      Que no pasa nada Amanda, es solo que no me siento bien solo eso.
-      Entonces mírame. – se puso frente a ella y miró su cara que demostraba señales de que había estado llorando, sus ojos hinchados, sus mejillas rojas y su rostro lleno de tristeza. Amanda se sorprendió de verla en ese estado y respiró profundamente mientras acariciaba su rostro. – ¿Qué pasa cariño?
Cristina cerró sus ojos mientras sentía el contacto de aquella caricia que tanto amaba y quedó en silencio.
-      ¿Cris qué pasa bebé? – la atrajo hasta ella para abrazarla, pero Cristina se apartó rápidamente sin permitir el contacto. Amanda quedó sorprendida por la acción y la sujetó del brazo para mantenerla frente a ella. Se sentía totalmente confundida por el estado que se encontraba Cristina, pero estaba segura que la situación era con ella. - ¿Puedes ser tan amable de explicarme qué te pasa?
-      Ya te dije que no pasa nada, ¿acaso no lo puedes entender? – le respondió secamente.
-      A mí no me puedes engañar Cristina, te conozco bastante bien como para que vengas a mentirme y decirme que nada te pasa, no juegues conmigo.
-      No juego contigo. – respondió sin mirarle a los ojos.
-      Mírame a los ojos cuando te hablo. – dijo fuertemente y con unos primeros síntomas de desesperación.
Cristina permaneció sin mirarla ignorando completamente la petición de Amanda.
Amanda tomó su mano dulcemente, alzó el rostro de Cristina lentamente y pudo entonces reflejarse en sus hermosos ojos esta vez llorosos y tristes. – Por favor, necesito que me digas que te sucede, siempre ha sido así, siempre hemos hablado y nos hemos contado todo…
-      Mandi es que…
Amanda esperó la respuesta, pero no salió nada de la boca de Cristina. - ¿Es que…? – le preguntó.
-      Todo ha sido un error. – las lágrimas no se hicieron esperar y comenzaron a caer por el rostro de Cristina sin cesar.
-      ¿Qué fue un error? – preguntó Amanda con el corazón tan apretado que sentía que le estallaría.
-      Lo que pasó en la cabaña, lo que ha pasado estos días, lo que nos ha unido.
-      ¿Qué pasó en la cabaña?
-      Ya sabes. – se soltó de su agarre y caminó lejos de ella.
-      ¿Tan terrible fue que ni siquiera lo puedes llamar por su nombre? – preguntó enojada.
-      Lo que pasó Amanda.
-      Ahhhh, que hicimos el amor, ¿a eso te refieres?
-      Sí.
-      ¿Y no lo puedes llamar así?, porque yo recuerdo muy bien que ambas lo disfrutamos esa noche o ¿me equivoco?
-      Fue un error Amanda, yo solo estoy confundida, solamente me dejé llevar por un deseo y una necesidad que no pude controlar.
Amanda caminó hasta ella, la tomó de las manos y posó sus ojos en los de ella. – ¿Fue un error Cristina? ¿Tú en realidad me estás diciendo que fue un error?, yo no lo sentí así Cris, para mí fue…
Cristina tomó sus dedos y los puso sobre los labios de Amanda para impedir que continuara hablando. – No lo digas por favor.
-      ¿Por qué no quieres que digas que me encantó?, que para mí fue increíble, lo sentí único Cristina y te sentí a ti también entre mis brazos, no puedes solo decirme que fue un error.
-      No debí hacerlo, es que…
-      Ahh, ¿entonces fue solo sexo casual o curiosidad?
-      Amanda no debimos hacerlo, somos amigas y esto jamás debió suceder.
-      Al diablo con que seamos amigas, ¿acaso eso limitó algo entre nosotras? … ¿no te gustó hacer el amor conmigo?
Cristina guardó silencio, pero en su interior la respuesta fue que ha sido la mejor sensación que ha tenido en su vida.
-      Respóndeme con sinceridad, ¿no lo disfrutaste, no te hizo sentir algo dentro, no sentiste que tu alma se unió a la mía con el solo contacto…?
-      Amanda ya. – sollozaba Cristina.
-      ¿No sentiste nuestras respiraciones entrecortadas, la caricia que cubrió todo tu cuerpo…?
-      Amanda ya basta…
-      ¿No disfrutaste cada caricia, cada suspiro, cada beso, cada movimiento, cada segundo que te amé…- mientras se acercaba más a ella y cruzaba sus manos en su cintura.
-      Basta…
-      Dime, ¿no lo sentiste?
-      Siiiiiiiiiiiiii y fue maravilloso. – gritó con lágrimas en los ojos.
-      ¿Entonces Cris? – Amanda movió sus manos en su cintura, la atrajo más a ella y le susurró. – Entonces, ¿realmente crees que fue un error, piensas que algo tan perfecto pudo ser un error? – Amanda acercó sus labios a los de Cris y los besó suave y delicadamente.
Cristina sintió desfallecer con el solo contacto de esos labios que la hacían sentir única, separó un poco el contacto y respondió.  – No. – se perdió en la profundidad de la mirada de Amanda. – Pero no debe ocurrir nuevamente Amanda, no puede ser, simplemente no puede ser.
A Amanda se le llenó el corazón de tristeza y sintió unas ganas inmensas de llorar, sintió la necesidad de gritarle a Cristina sus sentimientos más profundos, sintió el deseo de hacerle sentir que lo que era un error era decir que había sido un error todo lo que habían vivido, sintió por primera vez que el corazón se le rompía en mil pedazos, pero estaba segura que expresar sus sentimientos no arreglaría nada en este momento, solo fue un error, solo fue una noche de confusión, solo fue nada…
Amanda aún la sostenía de la cintura y sus labios permanecían muy cerca de ella. – Cris yo realmente…
El sonido de la puerta las hizo separarse rápidamente.
-      Adelante. – dijo Cristina con voz nerviosa.
-      Buenos días hermosas  jóvenes. –Simón entró con unos documentos en la mano y una gran sonrisa en los labios.
-      Buenos días Simón. – respondió Cristina.
-      Ustedes como siempre hermosas, pero me alegra encontrarlas a ambas. Cristina necesito algunas docenas de firmas tuyas en estos documentos. – ofreciéndole los documentos. – Y Amanda tu reunión de las 3 fue cancelada hoy, pero movida para mañana a las 12.
-      Perfecto, gracias Simón muy amable; si nada más me compete me retiro.
-      Si preciosa.
Amanda salió rápidamente huyendo de toda la situación, estaba completamente fuera de ella, era inevitable sentir tal dolor que la estaba consumiendo… era hora de poder afirmar y reconocer que estaba locamente enamorada de Cristina y no desde hace unos meses, ni siquiera desde hace unos años, simplemente desde el día que la conoció, justamente desde ese día había sido simplemente ella…
Era inevitable andar ocultándolo ya, había tenido un día de mierda, primero Karina y después Cristina y con toda honestidad Cristina la estaba matando.
Amanda regresó a su oficina, se sentó en su escritorio, tenía mucho trabajo que cubrir, pero no tenía la cabeza para continuarlo. Tomó su lápiz de un lado y comenzó a pegarle con el grafito y luego con la goma y así una y otra vez volteando el lápiz cientos, miles de veces; perdida simplemente en lo que eran sus pensamientos; así dejó pasar varios minutos... varias horas…Había una especie de sensación tan extraña que le dificultaba respirar como de costumbre, encontraba algo en esta ecuación que no entendía muy bien…
-      Srta. Román permiso, ¿puedo pasar?
-      Si claro, adelante Sr. Alfonsi. – le sonrió a uno de los Ingenieros Asociados.
-      Gracias, ¿cómo se encuentra?
-      Muy bien, gracias. ¿Qué tal se encuentra usted?
-      Fantásticamente. Solo pasaba a entregarte estos documentos ya que yo seré el encargado de los proyectos de Cristina mientras ella es parte de la obra de las Beach Tower, por ese periodo de tiempo estaremos trabajando conjuntamente usted y yo.
Amanda trató de disimular su rostro de sorpresa por saber que Cristina tenía el proyecto, era el proyecto de su vida, pero ella estaba completamente ajena a ello. Como pudo mostró su mejor cara profesional para no demostrar su ignorancia ante el tema, aunque en definitiva estaba completamente sorprendida, herida, dolida y totalmente confundida.
-      Será un placer trabajar a su lado Sr. Alfonsi.
-      No créeme, el placer será todo mío, tu trabajo es increíble y trabajar con mujeres jóvenes tan creativas y profesionales es todo un honor. Ustedes los jóvenes son la visión del mañana y son los que efectúan la originalidad, la funcionalidad, la estabilidad y la permanencia para nuevas generaciones.
-      Gracias es muy amable. – respondió Amanda un poco avergonzada.
-      Gracias a usted, ahora me retiro y espero poder dialogar prontamente.
-      Hasta pronto. – respondió Amanda.
Y era suficiente de su día y de todo, Amanda tomó sus pertenencias y salió de su oficina con rumbo a ninguna parte, ninguna parte era mejor que estar ahí donde se sentía terriblemente mal, comenzó a caminar por el pasillo y se encontró con Cristina frente a frente. Las piernas le temblaron, su corazón se aceleró, el sentimiento la embargó y se detuvo en el trayecto.
-      ¿Ya te vas? – preguntó Cristina con una cara de enorme tristeza.
-      Sí.
-      ¿Vas a la casa?
-      No creo.
-      Ahhh… - guardó silencio, miró el suelo y luego devolvió su mirada a Amanda. - ¿Vas con ella?
Amanda sonrió irónicamente y respondió. - ¿A caso importa eso? – quiso arreglar la respuesta tan imprudente, pero en ese momento solo respondió la parte de ella que estaba muy enojada.
Cristina respiró profundamente, la miró con extrañeza y solo alcanzó a responder. – Cierto.
Amanda se le acercó y le preguntó con sus ojos llenos de lágrimas. – ¿Porque no me lo dijiste Cristina, porque no fuiste honesta conmigo?, ¿acaso no merezco saberlo?
Cristina al comienzo no entendió su pregunta, pero luego era obvio lo que preguntaba y sintió un golpe fuerte dentro de su alma, ¿qué demonios estaba haciendo?, no podía ser tan estúpida para hacerle todo esto Amanda, aunque no la amara, era su amiga y estaba siendo muy injusta, pero si no lo hacía así…se quedaría… -  Mandi…yo…
-      No te entiendo Cristina, pero tus razones tendrás, pero aun así sigo sin entenderte y no sabes cuánto duele…
-      No sabes cuánto…

-      Lo sé cariño, lo sé muy bien. – caminó un poco, se detuvo a su lado, la miró con todo el dolor del mundo y siguió su camino. Se perdió por ese gran pasillo sin detenerse para prestar atención a nada, sacó su celular de su bolsa y marcó. – Hola, ¿estás disponible para mí esta noche?
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