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actualizando el blog de La Teta Feliz por problemas de tiempo, por mi trabajo. Yo sigo en mi blog personal, y tratando de actualizar La Teta Historia. Pero no La Teta Feliz. Sepan Disculpar.

Atte Jjaxxel



4 mar 2014

La vida es un paso a la vez - Sankh - 15

Capítulo 15:
-      ¿Por qué demonios me castigas de esta manera? –le preguntó con actitud Cristina a Kathy en su habitación.
-      Vamos mi reina si dentro en lo profundo de tu negro interior sabes que lo deseabas…anda niégamelo si puedes.
-      No. – dijo Cristina suavemente sentándose en el borde de la cama. – Me besó.
-      Joder, ya sabía que una cama haría la diferencia. – dijo Kathy sentándose en su cama.

-      No, no ella…Jason. – respondió frustrada.
-      Ya pues hija, se más clara, ¿no?, me confundes, ¿y lo besaste?
-      Sí.
-      Ayyy hija de tu madre y ¿luego? – con una cara de curiosidad y sorpresa genuina.
-      ¿Luego qué?
-      ¿Qué pasó luego que lo besaste chica?
-      Yo terminé el beso.
-      ¿Por qué, no te gustó? – se movió hasta quedar justo al lado de Cristina trayendo su frazada con ella y poniéndola sobre sí.
-      Sí, no…es que deseaba que…
-      Que fuese ella…
-      Si, Kat, estoy tan jodida. – la miró como pidiendo ayuda con la mirada.
-      Si mamita, lo estás y mucho y cada día más. ¿Y qué le dijiste al pobrecito de Jason?
-      Eso me hace sentir peor Kat. – le dijo con profunda tristeza.
-      Amm lo siento, dime que le dijiste entonces.
-      Que simplemente no podía.
-      Pero no le dijiste lo que sientes por Amanda, ¿no?
-      ¿Cómo crees que le diré algo que ni yo misma se o entiendo…? ya no sé nada amiga. – se puso de pie y se detuvo frente a la ventana.
-      Ahora, cambiando el tema al segundo problema, dormiste con ella, ¿pasó algo?
-      No, ¿qué iba a pasar? – manteniendo su mirada fuera.
-      Pues normal dormir, por Dios Cris, las cosas que pasan en una cama cuando hay dos personas cargadas de tensión sexual.
-      Casi me muero con la impresión de verla casi desnuda en mi cama. – esta vez, se volteó para mirar a Kathy y recostarse en la pared.
-      Eres tan tonta e ingenua, debiste aprovechar que tenías tu cena servida en cama; te movías, posabas tus manos en su cuerpo, te ibas sobre ella y cómo estás supuestamente dormida es la excusa perfecta; pasarías como una sonámbula lesbiana con deseos reprimidos. – terminó con cara de haber tenido la mejor idea del mundo.
-      Estás loca.
Kathy la miró por unos segundos viendo como la tristeza se apoderaba de su amiga, ya no era juego, esto iba más allá de la broma. Cristina sufría, pero, ¿qué era lo correcto?, que Cristina le confesara su amor a Amanda y ella no sintiese nada más que una hermosa amistad como siempre o que Cristina se quedara con la herida de amarla en silencio…- Crisita ven aquí. – le extendió la mano para que se sentara nuevamente en el borde de la cama – Tarde o temprano debes decirle lo que sientes, ya es como tonto andar ocultando algo que demuestras con todo tu ser, algo te delatará si no te animas a confesarle tus sentimientos.
-      Kat , ¿y si le digo y la pierdo totalmente? Yo quizás puedo entender que no me vea como mujer y que continúe siendo mi amiga; pero ¿y si no es así? ¿Y si ella me aleja completamente de su vida? Eso me mataría y me odiaría el resto de mi vida por haberle dicho y perderla, prefiero amarla el resto de mi vida en silencio, que no tenerla a mi lado…
-      ¿Cristina te has dado cuenta de una sola cosa? – Kathy la llamó por su nombre completo que casi nunca usaba.
-      ¿De...?
-      De que no solo te gusta y estás enamorada; sino que la amas.
Cristina la miró varios segundos y alcanzó a decir. – No, ¿cómo crees?, no puede ser eso.
-      No solo lo has afirmado hace unos segundos con la palabra específica “amarla”, sino que también escúchate tú misma, anda; recapitula todo lo que has dicho y te darás cuenta que solo esas palabras pueden salir de un corazón que ama.
Cristina cerró sus ojos, la miró y con la voz quebrada dijo. – No sé qué hacer.
Kathy la atrajo hacia ella y la recostó en su hombro acariciando su cabello. – Arriésgate, solo tienes una oportunidad, si no resulta, al menos lo habrás intentado y no estarás el resto de tu vida preguntándote que hubiese pasado si… amores pueden ser muchos, pero el amor solo una vez.
Y así quedaron las amigas en un abrazo que las unía tanto en sentimiento como en complicidad…
En cambio Amanda había despertado muy temprano esa mañana para salir con su mamá, lo cierto es que no había dormido lo suficiente esa noche, dormir con Cristina le había ocupado todos los sentidos, había cerrado los ojos aquella noche, pero no el corazón. Estaba sin duda tratando de entender algunas cosas, algunos pensamientos, algunos sentimientos que la asaltaban y perturbaban.
-      ¿Hija me estás prestando atención?
-      Si Mami, claro. – le respondió mientras se sentaba en un banquillo del parque.
-      Bien, ¿y qué decía? – le preguntó Estela mirándola de reojo con una mueca en su rostro.
-      Hablabas…del nuevo trabajo de Lorenita.
-      Cierto, hace como unos 30 minutos atrás. – afirmó.
-      Disculpa Ma, es solo que…
-      Es solo que estás pensando en pajaritos preñados.
-      Mamá, ¿cuándo conociste a Papá, te diste cuenta de inmediato que era el hombre con el que querías compartir tu vida?
-      No creo que haya sido instantáneo para mi conocimiento, pero estoy segura que mi corazón lo reconoció cinco minutos antes de haberme cruzado con él y lo confirmé con el trato, con el tiempo que pasamos juntos, cuando lo conocí totalmente, los detalles, los días, las noches, los momentos…
-      ¿Y si no es correcto?
-      ¿El que, el amor? – preguntó extrañada.
-      Sí. – respondió Amanda vagamente.
-      Hija, el amor nunca está incorrecto, pero hablo del amor verdadero, ese que es puro y sincero, ese que te llena la vida.
-      ¿Y si te enamoras de la persona incorrecta?
-      Entonces no es amor, es la incorrecta, solo es pasión, deseo, necesidad, dependencia…pero no amor.
-      Pero, ¿si es la persona correcta y no solo sientes deseo por ella, sino mucho más que eso, pero no deberías enamorarte de esa persona?
Estela puso sus manos en el rostro y respiró un poco, su hija en muchas ocasiones tenía una habilidad increíble para desesperarla. –¿Estamos hablando de…o me pierdo de algo? Esto me parece una conversación que tuvimos como 15 años atrás cuando no era correcto sentir amor por una persona de tu mismo género, pero hasta donde sé, ¿esto no es una crisis de identidad o me equivoco?
Amanda simplemente suspiró al aire y no respondió.
Estela la miró y sabiendo que decir comenzó. - Cariño el amor no es algo que se escoja, es un sentimiento que simplemente nace dentro del corazón sin motivo, sin razón, sin circunstancia aparente; solo llega y habita en tu vida sin pedir permiso. Y te nutre de ese néctar tan fascinante y a la vez tan devastador que cambia cada célula de tu ser. Vaya que si el amor es raro y te cautiva con esa gama de detalles que aunque estás segura que te aniquila, es la misma fuerza que inyecta vida a cada espacio recóndito de tus profundidades. Y sí, el amor te cambia, te transforma, crea en ti una total metamorfosis que eres incapaz de ver por ti misma, pero todo el mundo lo está apreciando. Y ahora bien, ¿qué puedes hacer cuando tu corazón escogió a quien amar y no entiende de razones que le indiquen lo contrario?, si la mujer que ha llegado a tu vida cambió las reglas que te habías impuesto, si esta mujer le ha añadido vida a tus días, ¿huirás de tus sentimientos?¿dejarás escapar la oportunidad de ser feliz?, ¿pasarás de ilusión en ilusión, de cama en cama, de fantasía en fantasía tratando de esconder que estás muriendo de amor no de esa ilusión, no en esa cama, no por esa fantasía, sino clara y simplemente por el amor de tu vida…
Amanda miró a su madre sorprendida por las palabras que había dicho y que le habían llegado muy dentro, su madre la conocía más que ella misma y siempre tenía la palabra justa en el momento necesario. Agradecía grandemente que su madre estuviese con ella estos días, simplemente la necesitaba más que nunca.
Almorzó con su madre, hablaron, rieron, caminaron, se divirtieron a lo grande ese día, saliendo del lugar en donde habían almorzado, Amanda tropezó bruscamente con un hombre lo que hizo que el café que traía en su mano salpicara en su ropa y en su mano.  Instintivamente Amanda deslizó su cuerpo hacia atrás dejando su mano frente con el café para evitar que todo su contenido cayera sobre su ropa. Todo pareció pasar en cámara lenta, pero cuando Amanda levantó su vista se pudo percatar que había tropezado con Jason, quien poseía una única cara de vergüenza y angustia que a ella solo le provocó una gran ternura
-      Ohhh por Dios Amanda, discúlpame…discúlpame… - decía repetidamente Jason mientras alcanzaba su pañuelo para limpiar a Amanda, visiblemente nervioso.
-      No te preocupes Jason, todo está bien, no es tu culpa. – sonrió tranquilamente sin ningún malestar.
-      Si lo es, estaba distraído en el celular y no me fijé, lo siento soy muy torpe.
-      Todo está bien, Jason.
-      Ahora tu camisa blanca esta toda salpicada, ¿te quemaste con el café? – preguntó preocupado.
-      No, es lo bueno de que te sirvan café frio que debería estar caliente.
Jason rio un poco aunque se sentía tan avergonzado de causar ese pequeño accidente.
-      Vamos Jason cambia esa cara, ya voy de regreso a casa, así que muy bien puedo lavar la camisa y listo, no hay ningún tipo de problema por ello. Mira, te presento a mi mamá para que aunque sea te sientas un poquito mejor y cambies esa cara de espanto que traes. Mamá, él es Jason, Jason, ella es mi mamá Estela.
Estela saludó a Jason estirando su mano y Jason le devolvió el saludo de igual manera. – Hola señora, es todo un placer conocerle.
-      Ciertamente el placer es mío.
-      Gracias, tiene aquí una hija estupenda.
-      Gracias, es un orgullo que me lo menciones. – sonrió Estela observando las facciones del rostro de Jason, sin dudas le parecía un chico muy agradable.
-      Debe sentirse orgullosa. – asintió Jason observando a Amanda. – Bueno, yo me retiro que tengo el tiempo contado y no quiero llegar más tarde de lo que ya estoy. – miró a Estela con una linda sonrisa en su rostro. – Señora un enorme placer conocerla. – luego trasladó la vista a Amanda, se acercó a darle un beso y aprovechó para susurrarle al oído. – Cuida de ella por favor. – se apartó y permaneció un momento observando a Amanda a los ojos.
Amanda estaba petrificada y su rostro solo expresaba la más grande de las sorpresas, al comienzo no entendió de donde venía todo eso, pero luego lo supo todo. No respondió nada y solo asintió con su cabeza sonriéndole tiernamente.
-      Perdona por derramar tu café.
-      Un placer que fueses tú. – respondió Amanda.
Jason se alejó y ambas mujeres siguieron su camino.
-      Ese es el chico que le gusta Cris, ¿cierto? – pregunto rápidamente Estela.
-      Aja. – balbuceó Amanda.
-      Guapo.
-      Aja.
-      Umju. – solo alcanzó a decir Estela tratando de entender muchas cosas en ese momento o al menos presintiendo algunas otras. De lo único que estaba segura era de que su hija tenía la más grande de las luchas dentro de todo su ser y ella no podía hacer nada hasta que Amanda simplemente decidiera abrir su corazón.
Horas más tarde en la noche regresaron a casa, Kathy y Cristina ya estaban durmiendo, así que trataron por todos los medios de no hacer ruidos extraños, pero como eran tan natural Amanda tropezó con algún objeto maldito, rompiendo el silencio con un gran escándalo.
-      Hija tu sí que no cambies. – susurró Estela mientras se encaminaba a la habitación de Amanda y poder descansar.
Del otro lado, Amanda caminaba sonriendo por el comentario de su madre con dirección a la habitación de Cristina. Entró con sumo cuidado y vio que Cristina ya estaba dormida, entonces siguió su camino al baño. Esa noche hacía mucho frío, había deseado haber traído de su habitación algunos pijamas largos y no sus habituales camisones, sabía que esta noche se moriría congelada. Terminó rápidamente, salió del baño y se detuvo a observar a Cristina dormir, era fascinante verla tan tranquila, tan indefensa, tan bella, sonrió mientras caminaba a la cama y se recostaba en ella.
Al posar la cabeza en la almohada fue evidente que esta noche hacia mucho más frio del que pensaba, tomó la frazada y se cubrió con ella, pero aun así sentía su piel enchinada; se acurrucó más quedando de frente al rostro de Cristina, quien con los movimientos de Amanda abrió los ojos y le preguntó. - ¿Tienes pulgas?
-      Lo siento, tengo un frío infernal.
Cristina la observó un momento y alzó la frazada de Amanda. – Obviamente si no estás abrigada. – Cristina subió su propia frazada que era más gruesa y le dijo. – Ven metete aquí tontita.
Amanda lo dudó un poco, pero rápidamente se acercó a Cristina y se metió bajo su frazada sin poner resistencia, sus rostros quedaron muy cerca, tanto que sentían sus respiraciones.
Cristina no pudo evitar perderse en sus ojos y desear esos labios que tenía a escasos centímetros de ella. - Estás muy fría Mandi, anda date la vuelta que yo te caliento.
Amanda sonrió de sus palabras y aunque un poco nerviosa, respetó la orden dada y se dio la vuelta.
Entonces Cristina aprovechó para abrazarla por la espalda, pegar su cuerpo al de Amanda todo lo que pudiese y poner sus piernas entre sus piernas. Cristina tan solo sentir el contacto reconoció que había sido una muy mala idea, se acercó a su oído y preguntó. - ¿Mejor?
-      Sin dudas. – le respondió mientras ponía sus manos frías sobre el brazo de Cristina que la cubría y descansaba en su vientre.
-      Mandi…
-      ¿Sí?
-      ¿Quieres ir conmigo al concierto? – preguntó suavemente.
Amanda se sorprendió grandemente por la invitación, pero también sintió una emoción inexplicable que la hacía estallar de felicidad y claro, estaba esa sensación que la hacía estremecer al sentirse tan cerca del cuerpo de Cristina. – Me encantaría. – le susurró mientras acariciaba tiernamente la mano de Cristina.

Cristina sonrió, se abrazó más a ella y descansó su rostro en el cuello de Amanda. Se embriagó con su aroma, se enloqueció con su cercanía, se embruteció con la sensación tan perfecta de dormir abrazada a Amanda. Reconocía que quizás y solo quizás había ido muy lejos con su jueguito de calentar a Amanda, pero no la dejaría solo morir por hipotermia…ya sabía que esas solo eran excusas; solo se sintió en la necesidad de dormir esa noche abrazada a Amanda y sin dudas había encontrado esta noche la manera perfecta…tan solo por esta noche. 
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